viernes, 5 de febrero de 2010

Para Manning y Brees la cita con la historia es personal...


Para Peyton Manning y Drew Brees el del domingo es el partido más importante de sus carreras. Muchos pensaran que para Manning tiene más importancia que para Brees. Pero si se analiza de cerca, se verá que el juego del domingo en la noche tiene, para ambos mariscales, connotaciones que van más allá de un juego o una temporada. Es el legado de ambos lo que está en juego.

Peyton Manning nunca va a admitirlo pero, para él, el juego del domingo es aun más importante que aquel Super Bowl de 2006 que los Colts ganaron ante Chicago bajo una torrencial lluvia en este mismo estadio (aunque con otro nombre). La gran diferencia entre aquella situación de 2006 y esta de 2010, es que hoy, Manning es la única razón por la que los Colts están aquí.

Lo que Manning se juega ante New Orleans el domingo es su legado como el mejor pasador en la historia de la NFL. La crítica más grande hecha entre los detractores de Manning es que, por muchas estadísticas que acumule, nunca ha sido capaz de convertir esos números en algo que importe para su equipo. El domingo Manning tiene la oportunidad de, con una victoria, mandar al demonio a sus críticos y, de una vez, presentar credenciales para acompañar a Montana en el vagón del tren que habitan solo las leyendas del juego.

Un segundo anillo seria la culminación de una temporada en la que, sin dudas, ha sido el factor más importante para que los Colts llegasen a esta instancia. De todos los premios MVP que ha ganado el hijo de Archie, el de esta temporada es quizás el que menos este basado en números y mas en lo que significo para su equipo. Su postemporada ha sido igual de espectacular. Lejos de aquel Manning impreciso de los años anteriores, esta versión demuestra que está en su tope de condiciones y que asumió el rol de protagonismo que el equipo y el nuevo entrenador demandaban de él.

Cuando Tony Dungy dejo Indianapolis al finalizar la temporada anterior, Peyton Manning solo pidió una cosa: que le trajeran por un año más a su coordinador ofensivo de toda la vida en Indy Tom Moore. Los Colts sacaron a Moore del retiro por un año y el sacrificio valió la pena. Solo una temporada como la que Manning dio, era capaz de meter a este equipo en la pelea por los playoffs y solo el Peyton pletórico que hemos visto hasta ahora en playoffs será capaz de darle un anillo mas a un equipo que sin Manning, seguramente habría estado viendo los playoffs por TV hace rato.

Por su parte, Drew Brees llega al Sun Life Stadium como esos boxeadores que saben que están ante la oportunidad de su vida y que si la desaprovechan quizás no tengan una igual en el futuro. Brees no se juega menos legado que Manning. De hecho, en términos estrictos, Brees se juega más que Peyton el domingo. Después de todo, el QB de Indianápolis es uno de los dos Manning con anillo de Super Bowl, mientras que, para Brees, esta será su primera oportunidad de obtener uno.

Sean Payton, entrenador de los Saints, dijo una vez que Drew Brees era el mejor reflejo de lo que era la ciudad de New Orleans. En ambos casos encontramos biografías con momentos que demandaron de sus protagonistas entereza para saber regresar de situaciones en extremo adversas. En el caso de New Orleans la reconstrucción post-Katrina, en el caso Brees volver a jugar futbol americano luego de los múltiples problemas en el hombro que le costaron el puesto en San Diego. Salió de los Chargers como un QB desahuciado al que varios especialistas le dijeron que no iba a ser capaz de volver a jugar. New Orleans vio en él una figura que, como mínimo, iba a hacer todos los esfuerzos por estar al nivel del compromiso que había asumido con los Saints. Brees se reinvento como pasador, como jugador y hasta como ser humano en New Orleans. Y esta temporada todos los factores que en ocasiones anteriores no se habían conjugado, le dieron el visto bueno a Brees para que tenga la oportunidad de disputarse un puesto entre los grandes de su generación.

Para Brees, el juego del domingo es una cita más que con sus detractores, con sus creyentes. Una cita con todos aquellos que lo consideran el QB más subestimado o menos mencionado de su generación a pesar de estar al nivel del talento de hombres como Favre, Brady o su rival del domingo Peyton Manning. Con 31 años recién cumplidos (15 de enero del 79), sabe Brees que oportunidades como esta no se van a presentar muy a menudo y que si quiere que su nombre pase a estar en los libros de aquellos que definieron la posición en su generación, es una victoria lo que necesita.

La historia del deporte esta esencialmente hecha de momentos trascendentales. Salvo los mas furibundos fanáticos de una disciplina en especifico, lo que queda en la retina de los espectadores comunes es la participación en momentos decisivos. Quizás sea por eso que Joe Montana es considerado no solo el mejor QB de todos los tiempos, sino el jugador más grande que jamás haya pisado un emparrillado. Montana no tuvo los números de otros, pero siempre quedara en la memoria del deporte por haber sido protagonista de los momentos mas importantes en la historia de su disciplina.

Para Peyton Manning y Drew Brees, el del domingo es el juego de sus vidas. Ambos se juegan el derecho a estar acompañando a los más grandes de su generación y de la historia del deporte. Justo o no, ambos necesitan refrendar sus muy exitosas carreras en un solo partido. Paradójicamente, un honor al que muy pocos tienen acceso y al que pocos han podido siquiera aspirar.

Si ya estaban motivados por tener que jugar un Super Bowl, les aseguro que los dos QB’s del domingo, serán los dos más motivados que verán en mucho tiempo en un emparrillado de futbol americano…