jueves, 31 de enero de 2013

Super Bowl XLVII: Baltimore Ravens v San Francisco 49ers


Pocas veces en época reciente un Super Bowl había centrado tanta atención en detalles externos al juego en sí mismo. El enfrentamiento de los hermanos Harbaugh y el último partido profesional de Ray Lewis, son apenas dos de las tantas cosas que se han discutido esta semana en Louisiana. Quizá lo más importante de todo sea que apenas por segunda vez en la era del Super Bowl (desde 1970), los equipos que perdieron la final de conferencia del año previo se enfrentan en el juego grande. Es la expresión del techo de maduración en dos rosters armados para alcanzar el partido del domingo. Mercedes Benz Superdome recibirá a dos equipos cuya ventana de oportunidad no será mucho más amplia en lo inmediato. Con eso en mente, llegan Ravens y Niners a New Orleans. Es una lucha de fuerzas, no de estilos. Por lo tanto, la ventana se abrirá para el que ejecute mejor la idea que los trajo a ambos hasta aquí. Lo que está asegurado es que el proceso significará un espectáculo más que entretenido, cuyos detalles revisamos a continuación.

Ofensiva San Francisco v Defensiva Baltimore.

Es la historia de tres momentos y como los que parecen cambios, son solo la consolidación de una filosofía. Momento 1: durante la temporada 2011, con Alex Smith como QB todo el año, los Niners pasaron en 49.9% de sus jugadas ofensivas y corrieron en 50.1%. Momento 2: durante las primeras 9 semanas de la temporada 2012 (Smith se lesiona en el primer drive de la semana 10 y ese es el primer partido completo de Colin Kaepernick), San Francisco envió pase en 49.9% de sus snaps ofensivos y acarreo en 50.1%. Momento 3: con Kaepernick como titular, los Niners enviaron pase en 48% de snaps y acarreo en 51% (la relación promedio en la liga es 57-43). Conclusión: aun con las capacidades de playmaker que aporta Colin Kaepernick, los Niners son un equipo más corredor con él que con Alex Smith.

San Francisco es equipo de mayor vena corredora que llega al Super Bowl desde los Bears de 2007. Desde la asunción de Kaepernick, enviaron más acarreo en primera y segunda oportunidad. Solo en tercera se equilibra la balanza en el libro de jugadas del coordinador ofensivo Greg Roman. Todo esto lleva a una conclusión bastante simple: detener el acarreo es detener a los Niners. En los partidos de ronda divisional y conferencia, fue el acarreo el que asentó a un Kaepernick que no produjo nada de entrada (INT v Green Bay – 3 y fuera v Atlanta). Fue entregarle el balón a Frank Gore lo que genero espacios para que el juego de pase viera alguna luz. Sin embargo, hay dos cuestiones que hacen de ese juego terrestre uno tan eficiente: el talento de la línea ofensiva y los conceptos de la read-option.

La línea ofensiva de los Niners es de las más pesadas y versátiles de la liga. El éxito de la read-option ha estado en como los Niners se han adaptado perfectamente a lo que los rivales les plantearon. Contra Green Bay, había persecución clásica de las alas externas y no habían espías en la caja, el resultado fue que Kaepernick logro vender la finta tan bien que impuso una marca en yardas terrestres. Contra los Falcons, el QB de San Francisco enfrento un reto diferente, con alas que iban directamente contra el pasador sin detenerse en la lectura de la finta, el resultado fue que siempre terminaran fuera de sitio en el intercambio de balón y con Frank Gore quemándolos en zona roja. Aun con el éxito que han tenido los Niners corriendo por fuera de los tackles en playoffs (8.5 yardas por acarreo), es el acarreo por el centro el que ha solidificado su ataque. Básicamente porque es el lugar donde el bloqueo en zona domina espacios, especialmente en jugadas donde alguno de los guardias se desliza al costado opuesto a bloquear en segundo nivel.

La que enfrentaran el domingo es una defensiva contra el acarreo que ha mejorado tremendamente en enero. La mejoría se basa en gran medida en el regreso de Ray Lewis, pero también en tener una base de veteranos sanos, por primera vez en mucho tiempo. La mejor demostración de eso es que tanto Lewis como Ed Reed han jugado todos los snaps defensivos de los Ravens esta postemporada (271). Baltimore admitió en los últimos 3 partidos, promedios de 3.7 yardas por acarreo por el centro de la línea y 3.6 yardas por acarreo por los costados de la línea. Una mejoría extraordinaria, respecto a las 4.3 y 4.5 que admitían en temporada regular. Eliminando la aberración esquemática de Dom Capers en el divisional, los Ravens pueden aprender mucho de lo que Atlanta mostro hace dos semanas en Georgia Dome. Como mencionamos hace algunas líneas, los Falcons solo se comprometieron con detener una parte de la read-option (la parte Kaepernick). Sostener la esquina y no sobre-perseguir al pasador ante la finta, como lo hizo Atlanta, es la primera enseñanza. Lo segundo es el éxito de las cajas de 8. Atlanta coloco en al menos la mitad de sus snaps a 5 jugadores en la línea y apenas en 20% de los snaps a dos o más jugadores con la mano en el terreno. Esas presentaciones colocaron a Kaepernick en problemas al momento de ajustar bloqueos antes del snap. Baltimore puede hacerlo, aunque su personal de 3-4 quizá no ayude demasiado.  Por el centro, Ma’ake Kemoeatu y Terrence Cody se comparte los downs como tackle nariz. Kemoeatu ha sido mucho más efectivo atrayendo y trabajando dobles marcas por el centro. Cody, es un especialista es colapsar bolsillos desbalanceados en presión de 4.  Les tocara trabajar contra 950 libras de movilidad pura, especialmente contra Mike Iupati y Alex Boone que trabajan más que bien el segundo nivel.

El trabajo aéreo es otra historia. La relación porcentual pases-acarreos de los Niners de Kaepernick por down es bastante descriptiva de lo que es su filosofía ofensiva: 46-54 en primer down, 39-61 en segundo down, 66-34 en tercer down. Cada Down tiene su historia. En primer down los Niners tienen todas las opciones abiertas. Es donde son más peligrosos y es donde Kaepernick ha enviado la mayoría de los pases largos que intentó esta temporada: 25% de los pases en primera oportunidad viajaron más de 15 yardas. Segunda oportunidad es el reino del acarreo y tercera oportunidad es donde Kaepernick tiene su peor promedio de pases completos, yardas por intento y rating (52.5% - 7.4 yardas por pase intentado – 86.8 de rating). En tercera y más de 5 yardas por avanzar, San Francisco fue la décima peor ofensiva de la liga desde la semana 10. Claro, su ofensiva apenas los ha colocado en esa situación 49 veces con Kaepernick en los controles.

La clave de los Ravens para detener el juego de pase es eliminar la primera lectura. Obligar a Kaepernick a convertirse en algo que no ha tenido que ser hasta ahora: un pasador de progresión de lecturas bajo presión. Otra de las mejoras que ha logrado la defensiva está en la presión. Enviando 5 pass rushers o mas este enero, Baltimore admite 51,7% de pases completos, con 5.9 yardas promedio por pase intentado, 1 TD, 4 INT’s. El problema con la presión contra esta versión de los Niners es que si la carga implica marca hombre a hombre, y en el preciso instante que un miembro de la secundaria de la espalda al bolsillo, el pasador de los Niners explotara ese espacio para la cantidad de yardas que entregue. Ese fue el pecado original de Dom Capers y los Packers. Pretender presionar a un scrambler, sin espías en la caja y sin cargas en zona. Cuando la marca sea mano a mano, la clave estará en dejar un espía contra el acarreo. Un jugador libre en la caja que siga los pasos de los miembros elegibles del bolsillo, para el coordinador defensivo Dean Pees, ese jugador usualmente es Ed Reed o Bernard Pollard. San Francisco no entrega demasiadas amenazas externas per se. Los mejores años de Randy Moss ya pasaron como corredor de rutas profundas, y Michael Crabtree es una amenaza solo si se encuentra mano a mano. Desde la lesión de Lardarius Webb, los Ravens juegan “cuartos” en secundaria. Una forma un poco elegante de hablar de “Cover 4”. Esto es, básicamente, que cada miembro de la secundaria, en formación base (2 esquineros, 2 safeties), se encarga de un cuarto del terreno en zona. Ha funcionado más que bien para tapar las limitaciones de Cary Williamas y Corey Williams en el mano a mano. Ese esquema tiene solo una debilidad y son las drop-zones, es decir, los espacios donde un defensivo en zona entrega la marca al responsable de la zona siguiente. Esas ventanas mínimas que entrega el esquema serán claves si Kaepernick sabe aprovecharlas. Hasta ahora, ni Peyton Manning ni Tom Brady pudieron hacerlo.

Claves del enfrentamiento:

1.- Batalla de espacios: la caja de Baltimore debe ser lo más disciplinada posible sosteniendo asignaciones en gaps (espacios) de la línea. Especialmente en los costados, donde el más mínimo movimiento en falso de los apoyadores externos les costara contra Gore, como ya le costó a Atlanta.
2.- Lecturas en progresión: es el examen que nadie ha hecho tomar a Colin Kaepernick y que los Ravens deben obligarlo a responder si quieren tener oportunidad. El 95% de los pases que enviaron los Niners este playoffs fueron desde el bolsillo, es decir, Kaepernick no está precisamente hecho para pasar en la carrera. Colapsar el bolsillo y obligarlo a salir es opción siempre que eliminen su primera opción por diseño (usualmente Michael Crabtree).
3.- Violencia: un pasador con 9 titularidades NFL que no ha recibido aún golpes de envergadura, es una especie de platillo exótico para cualquier defensiva del norte de la AFC. Si en alguna escapada del bolsillo o en alguna presión ven algo de violencia extra contra el pasador de los Niners, no se sorprendan. Es la receta Baltimore para ablandar pasadores, vigente desde 1999.

Ofensiva Baltimore v Defensiva San Francisco

Eli Manning dijo a comienzos de la temporada pasada que se consideraba un pasador de elite. El 80% de los medios hizo mofa del comentario y Manning lo refrendo con su segundo anillo de Super Bowl. A mediados de esta temporada Joe Flacco hizo algo parecido. Claro que en su caso tiene otras implicaciones (año de contrato) y el porcentaje de medios que hizo mofa del asunto fue inferior, solo porque Flacco juega en un mercado mucho más pequeño que NY. El tema es que considerarse elite parece ser el tema de estos días entre los pasadores de la liga. Después de todo, es la era de especialización del pase. Para el pasador de los Ravens es momento de probarse como el verdadero centro de esta ofensiva. Desde la salida de Cam Cameron, el acarreo y Ray Rice han tenido mucha más participación, pero en los momentos difíciles, el balón siempre fue a las manos de QB. Es la escuela de Jim Caldwell, que viene de trabajar en Indianápolis con el hermano de Eli Manning y entiende perfectamente bien la fórmula para ganar estos días.

Baltimore hizo dos movidas interesantes al final de la temporada regular y al inicio de playoffs. 
Ambos fueron movimientos de bajo porcentaje de éxito en el promedio de la liga, pero para los Ravens eran una necesidad. Lo primero fue el cambio de coordinador ofensivo, lo segundo el reacomodo de la línea ofensiva tras la lesión de Jah Reid al final de la temporada regular. El éxito de esas dos decisiones se basa en el talento puro de Flacco y Ray Rice y en las condiciones más que favorables que crearon para su trabajo. Lo que enfrentan el domingo no es precisamente la colección de talento más profunda que han visto este año (esa, seguramente, fue Denver). Pero si el reto de esquema más importante que han enfrentado este año. En ese contexto, la clave será sacarlos de su libreto.

Es un hecho público, que la mejor faceta del juego ofensivo de los Ravens es el pase profundo. Aun en un equipo con Ray Rice en nómina, ese ha sido el punto más fuerte de la ofensiva todo el año. Lo que ha generado Caldwell, han sido condiciones para que la efectividad del pase largo se haya multiplicado. Desde la llegada de Caldwell, Flacco completa 47% en pases que viajan más de 15 yardas y un porcentaje similar en pases que viajan 25 yardas o más. Además, tiene 111.4 de rating y no ha lanzado INT’s. Todo sustentado en un promedio de yardas por acarreo de 4.55. El set up del pase profundo es la clave. No es solo acarreo, también mucha pantalla y trabajo en zona media con Dennis Pitta y Ed Dickson. Si hay algo que en Baltimore se mantiene de la era Cameron, es lo conservador de sus formaciones ofensivas. Los Ravens, aun con Caldwell siguen jugando más del 75% de sus snaps ofensivos en formaciones de personal 11’ (1 corredor – 1 ala cerrada) y 21’ (2 corredores – 1 ala cerrada). Lo que más sorprende es lo predecible de esas formaciones.

Con personal 11, los Ravens acarrearon menos del 25% de sus snaps. Con personal 21, acarrearon en más del 60% de sus snaps. Queda claro que el personal 11 es el de la bomba, y el 21 es el del set up. San Francisco juega con sus dos safeties profundos (15 yardas de la línea de golpeo). El funcionamiento es bastante simple: entregar ayuda a los costados, en una especie de Cover 2 perenne. Si hay algo que le hace daño a los receptores de los Ravens, en particular a Jacoby Jones y Torrey Smith, es la cobertura extra. Ese segundo hombre los recibe en plena ruta y les quita el ángulo de quiebre. Ahí la responsabilidad del esquema de generar movimientos en el pre-snap, que permitan mezclar las rutas profundas. San Francisco tuvo problemas en las semanas previas marcando “bunch” (concentración de receptores en un costado específico), cerca de la línea. Donte Whitner en particular se vio bastante mal marcando la ranura contra esas formaciones. En condiciones normales, la ranura es responsabilidad de Carlos Rogers. Y seguramente el enfrentamiento Rogers-Anquan Boldin tenga varios capítulos en ese lugar. El plan de juego de los Ravens debe aprovechar las bondades del personal 11’, contra una defensiva cuyos safeties tienen que suplir las falencias de esquineros no demasiado talentosos: Chris Culliver y Tarrell Brown.

Con todo esto en mente, entran en juego Ray Rice y Dennis Pitta. Rice es un playmaker con don natural para recibir pases. Eso lo convierte en una amenaza de varias facetas y el uso que le dan los Ravens es más que adecuado. San Francisco suele marcar corredores con Navorro Bowman y alas cerradas con Patrick Willis. La velocidad de Rice lo convierte en el jugador con ventaja en el emparejamiento con Bowman, especialmente en pantallas que explotan la zona de los flats. Si Baltimore logra llenarle las manos a la secundaria, los apoyadores quedaran solos marcando a Rice. Entra en ese punto la necesidad de Flacco de rendir un examen el domingo. SI Kaepernick tiene que demostrar que puede hacer lecturas en progresión, Flacco debe demostrar que puede ser consistente en distancias cortas y medias. Es ese precisamente el punto que aleja a Flacco de ser un pasador de calibre. En la NFL de estos días, si no manejas todas las distancias, un buen brazo no te salva.

Sumado a esto, encontramos el duelo en la línea en sus dos facetas. San Francisco ha sufrido todo el año para poner presión. Ese problema se ha exacerbado desde la lesión de Justin Smith que ha convertido el aporte de Aldon Smith en uno bastante pobre. El domingo, los Smiths irán contra el costado parchado de la línea de Baltimore: Bryant McKinnie y Kelechi Osemele. Llama la atención en particular el caso de McKinnie, que en semanas consecutivas seco a Dwight Freeney, Elvis Dumervil y Chandler Jones, tres pass rushers le ganaban en velocidad, pero jamás pudieron descifrar el juego de los ángulos del veterano tackle. Las cargas por el centro tienen el problema logístico de la marca de Rice. SI Bowman o Willis se comprometen con esa tarea, la marca del corredor de los Ravens será responsabilidad de otro.

El otro duelo en la línea es el del juego por tierra. La salida de Reid y la inclusión de Osemele en el costado izquierdo, le ha dado mayor rapidez a la línea de los Ravens. El personal 21’ es, como mencionábamos, el favorito de los Ravens para correr. Esa, la formación base de la ofensiva, seguramente será enfrentada con la base 3-4 de los Niners. Eso incluye a un Isaac Sopoaga que ha tenido problemas para manejar dobles marcas en el centro de la línea. Teniendo en cuenta que enfrentara a Matt Birk y Marshall Yanda, es difícil pensar que los Ravens no intenten enviar gran parte de sus acarreos del centro a la izquierda, contra Sopoaga, un Justin Smith que regresa de lesión y un Aldon Smith que aún tiene que trabajar ese aspecto de su juego. El juego terrestre incluye otra de las formas de set up del pase largo: el play action. Baltimore vende la finta desde muy temprano, pero dependerá de que tantos elementos hagan falta para detener a Rice que esa receta funcione durante todo el partido. La finta y pase es clave para trabajar a los safeties de San Francisco. Los errores que han cometido tanto Donte Whitner como Dashon Goldson en las últimas semanas han estado relacionados con ángulos de retrocesos y primer paso post-lectura. Si la finta funciona y Bowman se ve sobrepasado, necesariamente cambiaran las asignaciones de los safeties y el juego profundo tendrá mucho más espacio.

Claves del enfrentamiento:

1.- Trabajo corto y medio: Flacco no ha sido precisamente una estrella trabajando estas distancias. Pero los Niners entregan mucho más en esos lugares que en lo profundo, al menos de entrada. SI logra convertir temprano, especialmente en zona media, habrá encontrado una ventaja sustancial contra una defensiva que no suele entregar demasiado.
2.- Chris Culliver – Tarrell Brown: eventualmente, alguno de los dos se encontrara mano a mano contra alguno Torrey Smith y/o Jacoby Jones. Los Niners no suelen entregar más de 4 elementos a la presión, pero pueden necesitar tener más elementos en la caja contra Rice. SI el diseño Fangio se impone, esas ocasiones no serán demasiadas pero el que gane esos duelos tendrá buena parte del partido ganado.
3.- Rice v Bowman: si Bowman logra ganar el duelo temprano, los problemas para la ofensiva de los Ravens comenzaran a surgir. Si por el contrario es necesario que alguien más se sume a la asignación, el elemento libre en el ajedrez definirá muchas cosas.

Equipos Especiales: Hoy, Andy Lee es el mejor pateador de despejes de la liga. Una absoluta garantía. Ha entregado gran posición de campo a su defensiva en la temporada. Sam Koch no se queda atrás, aunque nadie se beneficiara más de jugar bajo techo el domingo que el punter de los Ravens. San Francisco tiene que terminar de resolver quien será el que regrese las patadas. Ted Ginn y LaMichael James se han turnado en esa asignación, pero no está claro que el novato pueda manejar ese trabajo en semejante escenario. Justin Tucker es uno de los mejores pateadores de la liga. Solo fallo 3 intentos de gol de campo este año, todos de más de 40 yardas y en lugares bastante difíciles (Pittsburgh y Cleveland). 14 de sus 31 conversiones fueron por encima de 40 yardas, 5 por encima de 50. Es una garantía. No puede decirse lo mismo de un David Akers que fallo 6 de 13 de entre 40 y 50 yardas y 4 de 6 de más de 50. Sumen a eso 3 goles de campo bloqueados y su peor porcentaje de conversiones desde 1999 y sabrán que lo último que quieren en San Francisco es tener que depender de Akers en los minutos finales del partido. Que jueguen bajo techo no es consuelo, porque Akers viene de fallar su único intento en Georgia Dome (38 yardas).

Pronostico: Son tan parecidos como los caminos que los trajeron hasta este partido. Por eso es tan difícil pensar en uno de los dos sacando una ventaja particularmente amplia en algún ámbito del juego en la previa. Si el futbol americano es un juego de matchups, lo importante en ellos es la ejecución. Si se revisa la ejecución de ambos en el último mes, se verá que fueron los Ravens los que nunca se vieron dominados en ningún aspecto del juego. Si bien se doblaron, jamás se rompieron. Los Niners necesitaron una remontada histórica como visitantes para llegar hasta aquí. Si la clave es la ejecución, siempre habrá que irse con el equipo más veterano. Y, sin ser precisamente fanático del argumento de la veteranía en estas instancias, es lo único que puede dar alguna ventaja entre semejante paridad. Ravens 24 – Niners 21.